27 de septiembre de 2013

Los zapatistas, el arte de construir un mundo nuevo (Raúl Zibechi) | Estación claridad: vengo llegando

Los zapatistas, el arte de construir un mundo nuevo (Raúl Zibechi) | Estación claridad: vengo llegando

El día del fin del mundo
La  nueva etapa que está transitando el zapatismo comenzó el 21 de diciembre de 2012, día marcado por los medios como el fin del mundo que para los mayas es el comienzo de una nueva era. Decenas de miles de bases de apoyo del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se concentraron en cinco cabeceras municipales de Chiapas, las mismas que tomaron el 1 de enero de 1994.
diferencia de lo que sucede en las comunidades afines al Partido Revolucionario Institucional (PRI), en las zapatistas “las mujeres no son vendidas como mercancías” y que “los indígenas priístas van a nuestros hospitales, clínicas y laboratorios porque en los del gobierno no hay medicina, ni aparatos, ni doctores ni personal calificado”.
Agrega que “muy pocos tendrán el privilegio” de conocer la otra forma de hacer política. En una serie de comunicados titulados “Ellos y nosotros” enfatizaron en las diferencias entre la cultura de los políticos del sistema y la cultura de abajo o zapatista, asegurando que no se proponen “construir una gran organización con un centro rector, un mando centralizado, un jefe, sea individual o colegiado”.
Destacan que la unidad de acción debe respetar la heterogeneidad de los modos de hacer: “Todo intento de homogeneidad no es más que un intento fascista de dominación, así se oculte con un lenguaje revolucionario, esotérico, religioso o similares. Cuando se habla de “unidad”, se omite señalar que esa “unidad” es bajo la jefatura del alguien o algo, individual o colectivo. En el falaz altar de la “unidad” no sólo se sacrifican las diferencias, también se esconde la supervivencia de todos los pequeños mundos de tiranías e injusticias que padecemos”.Para comprender este enfoque, que llevó al zapatismo a promover la escuelita de agosto, deben comprenderse los problemas que atravesaron las relaciones con la  izquierda electoral y con personas que, en su opinión, “aparecen cuando hay templetes y se desaparecen a la hora del trabajo sin bulla”.La lógica de la escuelita es opuesta a la de esa cultura política. No se trata de ir a de ir a escuchar a los comandantes indios ni al subcomandante Marcos, sino a compartir la vida cotidiana con la gente común. No se trata de la trasmisión discursiva y racional de un saber codificado. La cosa va por otro lado: vivenciar una realidad a la que sólo se puede acceder a través de un ritual de compromiso, o sea estando y compartiendo
Una vida nueva
Con fruición relatan las reuniones clandestinas en remotas cuevas en la montaña, a las que decenas de zapatistas llegaban por la noche, mientras los patrones y sus capangas dormían. Caminaban toda la noche y apenas regresaban al amanecer para incorporarse al trabajo. Las mujeres les cocinaban tortillas a oscuras, para no levantar sospechas. Bien mirado, tiene razón cuando dice que lo peor quedó atrás. El látigo del hacendado, la humillación, el hambre, la violencia y las violaciones de las hijas.
http://javiersoriaj.wordpress.com/2013/09/04/los-zapatistas-el-arte-de-construir-un-mundo-nuevo-raul-zibechi/

[Fuente: http://desinformemonos.org/2013/09/los-zapatistas-el-arte-de-construir-un-mundo-nuevo-raul-zibechi/%5D

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